Las marcas son una categoría de signo distintivo que se encargan de identificar los productos o servicios de una empresa o empresario, permitiéndole generar recordación y diferenciación en un mercado específico. Los consumidores son más propensos a adquirir un producto del cual recuerdan la marca que de aquellos que no logran identificar, motivo por el cual proteger adecuadamente estos signos es de suma importancia.
Así mismo, la marca representa en la mente del consumidor una determinada calidad del producto o servicio, y puede incluso reportar alguna emoción en el consumidor. Por lo tanto, es el medio perfecto para proyectar la imagen del empresario, su reputación y hasta su estrategia comercial. En concreto, una marca:
- Permite a la empresa diferenciar su producto o servicio.
- Ayuda a garantizar la calidad a los consumidores. Por tanto, construye confianza.
- Puede ser objeto de licencias y, en consecuencia, ser fuente generadora de ingresos.
- En ocasiones, puede llegar a ser más valiosa que los activos tangibles.
Siendo entonces tan importante, la marca debidamente registrada le concede a su titular el derecho exclusivo a impedir que terceros ofrezcan productos y servicios idénticos o similares con marcas idénticas o similares, con el fin de que los consumidores no se confundan y adquieran el producto o el servicio del empresario que en realidad quieren.
La entidad encargada del registro de las marcas es la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC). Por todos los efectos que conlleva tener una marca, esta entidad es exigente en la verificación y cumplimiento de los requisitos determinados por la ley, teniendo como directriz prevenir la confusión marcaria entre los consumidores.
Antes de presentar la solicitud de registro de marca se recomienda consultar los antecedentes marcarios en la clase o clases de productos y/o servicios cuya protección se pretende, así como las otras clases que puedan tener conexidad o guardar similitud con las de interés. Esta búsqueda es relevante en la medida en que le permite conocer al solicitante la viabilidad del registro y le previene de posibles rechazos por parte de la SIC que derivan en la pérdida de las tasas pagadas.
Además de lo anterior, para conservar una marca no basta con obtener su registro, también es necesario utilizarla en el mercado y comercializar ese producto para evitar el riesgo de ser cancelada por falta de uso. El registro de las marcas es un proceso necesario para todo empresario en mira de proteger sus productos. Por todo lo anterior les recomendamos contar con asesoría jurídica a la hora de evaluar la posibilidad de registrar una marca.
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